martes, 23 de agosto de 2011

El pacto constitucional como coartada. Se lavan las manos.

El pacto constitucional como coartada.

PSOE y PP han decidido que pactarán una reforma constitucional sobre la limitación del endeudamiento en las cuentas públicas.

El cuanto y en que hay que gastar el dinero de los ciudadanos es una decisión que debe de tomar cada gobierno. Es su trabajo, y está legitimado para ello por el proceso electoral. También es su responsabilidad, y lo acertado o erróneo de su actuación es juzgado por las urnas al finalizar su mandato.

También la decisión de endeudarse es una decisión política. Decidir si un gasto es necesario porque beneficiará el país de cara al futuro, aunque eso suponga un endeudamiento actual, es una decisión que el gobernante debe tomar. Renunciar a un gasto por creer que más endeudamiento sería perjudicial también es su responsabilidad, aunque la labor realizada con ese gasto pudiera ser atractiva o deseable.

Son decisiones políticas de las que los gobernantes deben responsabilizarse.

Ahora quieren pactar una reforma que legalmente les impida tomar esa decisión más allá de un límite, es decir, que les exima de la responsabilidad de la decisión de no gastar más.
Quieren un mecanismo que les libre de hacer su trabajo, que es convencer a los ciudadanos de que sus decisiones son acertadas, aunque puedan resultar desagradables.
Los dos partidos saben que harán reformas que serán desagradables para la ciudadanía, así que, en vez de hacer política, explicar y convencer, usarán la constitución como coartada. Cuando decidan no gastar no serán ellos los responsables, se lavarán las manos y dirán: "nos obliga la constitución".

lunes, 22 de agosto de 2011

La historia de cara a la cámara.

Está sucediendo mucho, la presencia de la cámaras de medios periodísticos que están ahí para guardar registro de los sucesos que están pasando en un lugar alteran el comportamiento de los protagonistas de la escena.

Un ejemplo abundante es el apelotonamiento delante de la cámara en el transcurso de celebraciones, con los participantes queriendo demostrar de forma especialmente elocuente su euforia. En el tumulto es difícil que la gente desaproveche la ocasión de hacerse protagonista.

Otro caso más preocupante son aquellas escenas donde uno intuye que un segundo antes de que se encendiera la cámara la gente no estaba celebrando ni enarbolando banderas. Un ejemplo, rebeldes libios subiéndose a un tanque en medio del desierto, en un momento de impás en la guerra, resulta evidente que saltan y gritan para la cámara.

Pasa muchas veces. Se sabe que siempre que nos acercamos a observar un proceso, no podemos evitar provocar algún tipo de alteración sobre él. Pero imagino que habrá gente que haya reflexionado sobre ello, habrá gente preocupada por que el propio mecanismo de información altere aquello sobre lo que intenta informar, impidiéndonos tener una información limpia sobre los sucesos.